Desde hace años atrás, sentí que el arte servía al hombre de tal manera que nos hiciera despertar sensaciones y experimentarlas hasta lograr el equilibrio. Entonces, hablaba de los cinco sentidos como la manera de comunicarse con el mundo. El oído, el gusto, el olfato, el tacto y la visión. A través de los sentidos experimentamos el mundo tangible y el intangible. Si le damos mas importancia a un sentido y reprimimos los otros, nos perdemos de una parte de la realidad. El arte no solo debe ser visto, sino tocado, olido, escuchado, degustado. El cuerpo entero, aunque su oído no funcione, es un oído gigante y percibe todas las vibraciones a través de la piel y del resto de los sentidos.
De esta idea nació “Tocarse dentro de la Imágen”, una creación que incita al público directamente a tocarse estando dentro de una imagen real (y poéticamente presentada como un paralelepípedo vestido de tela de serigrafía pintada a mano la copa del árbol, luego por dentro otra tela sin pintar y separada de la exterior para reflejar la sombra que proyecta las hojas del árbol con la luz del sol), mientras descansas y te relajas sobre una hamaca de hule transparente para ver un trozo del cielo y un trozo de la grama rodeado de proyecciones.
Luego recordé que cuando somos pequeños nos gusta bailar dando vueltas hasta marearnos y justo es ahí cuando nos damos cuenta de que estamos y somos. Así que propuse “el experimentador”, una creación que incita a la lectura de un texto puesto dentro de un cilindro de flores y plantas aromáticas, de tal manera que para leerlo por completo permaneces dando lentos y suaves giros sobre tu propio eje.
He disfrutado más como ser cuando creando sirves a la humanidad a vivir con mayor confort, calidad de espacios y de sensaciones, que el arte de crear nos proporcione esa parte inconsciente de símbolos que trasmitan belleza, placer, ganas de tocar y de ser tocado, que sugiera olores, aromas y visiones cósmicas. Que se pueda trasmitir la felicidad con solo mirar una imagen, y que puedas mirar esa imagen cada día en tu cara para que puedas tocarla con tus dedos.
De esta idea nació “Tocarse dentro de la Imágen”, una creación que incita al público directamente a tocarse estando dentro de una imagen real (y poéticamente presentada como un paralelepípedo vestido de tela de serigrafía pintada a mano la copa del árbol, luego por dentro otra tela sin pintar y separada de la exterior para reflejar la sombra que proyecta las hojas del árbol con la luz del sol), mientras descansas y te relajas sobre una hamaca de hule transparente para ver un trozo del cielo y un trozo de la grama rodeado de proyecciones.
Luego recordé que cuando somos pequeños nos gusta bailar dando vueltas hasta marearnos y justo es ahí cuando nos damos cuenta de que estamos y somos. Así que propuse “el experimentador”, una creación que incita a la lectura de un texto puesto dentro de un cilindro de flores y plantas aromáticas, de tal manera que para leerlo por completo permaneces dando lentos y suaves giros sobre tu propio eje.
He disfrutado más como ser cuando creando sirves a la humanidad a vivir con mayor confort, calidad de espacios y de sensaciones, que el arte de crear nos proporcione esa parte inconsciente de símbolos que trasmitan belleza, placer, ganas de tocar y de ser tocado, que sugiera olores, aromas y visiones cósmicas. Que se pueda trasmitir la felicidad con solo mirar una imagen, y que puedas mirar esa imagen cada día en tu cara para que puedas tocarla con tus dedos.
Vos sois NECESARIA en el mundo del arte y la expresión!!!gracias por tu obra... TQ
ReplyDeleteGracias Juan !! un beso luminoso
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